lunes, 19 de diciembre de 2011

La represión de la estética (2)

Cuando el pensamiento estalle el espacio y disuelva el
tiempo, sólo quedará, brillando, la belleza pura.


  La represión de la estética es mucho más que una faceta de las personas a la que no dejamos ver la luz; no es un rasgo que haya simplemente involucionado o que atamos para que no crezca; es reflejo de una tendencia muy arraigada en nuestra cultura. Se tiende a oprimir la naturalidad entera, nuestra auténtica forma de ser. De pequeños, nos enseñan que debemos comportarnos de una forma ''correcta'', y nuestro yo queda bien atado y tapado para que no lo vean los vecinos, ¡a saber qué dirían!

  Aunque Freud no me caería bien, como expresé en otra ocasión, esto es el súper-ego, es un comportamiento que hacemos como si fuera genuino, ¡pero no lo es!, el pensamiento genuino está reprimido, y por eso la gran dificultad de las ciencias de la educación es lograr que los estudiantes estudien queriendo, porque están tan acostumbrados a dar respuestas como si fueran suyas que ni se sorprenden cuando tienen que estudiar contenidos que ni les interesan ni les despiertan el interés.

  Esa expresión los muestra claramente, ''despertar el interés''. Es que éste está dormido, no puja por dirigir la mirada hacia lo llamativo y curioso, y de esa forma nuestro pensamiento no da evolucionado y lo que se estudia le queda a desmano, no a continuación de sus reflexiones, que quedaron olvidadas en las entrañas de uno mismo. 

  Esto Vygotsky lo expresaba así: la enseñanza no se centra en el área de desarrollo próximo, queda fuera de ella, no suponiendo crecimiento alguno para los aprendices. El célebre Paulo Freire lo expresaba así: ''albabetizarse no es enseñar a decir palabras, es enseñarles a decir su palabra'', y decía también: ''Los profesores responden a preguntas que los estudiantes no han formulado.''

  Es también por el efecto de reprimir al pensamiento genuino que al menos una vez a la semana necesitamos salir por la noche, olvidarse de uno mismo, ya que esto es problemático y angustioso; ¿quién debo ser? Necesitamos tomarnos un respiro y divertirnos, porque tememos no ser quién ''debemos''. 

  Para mí eso es lo que subyace a la represión de la estética, una represión del pensamiento espontáneo, y creo que eso es un rasgo cultural, pero también creo que es algo que no domina por todas partes; nada puede encarcelar el pensamiento una vez ha nacido. El otro día fui a una obra de teatro en la que unos monos eran dotados con la capacidad de pensar, y tras comenzar a hacerlo se volvían muy pedantes, insoportablemente pedantes, recitando frases y palabras para simular que efectivamente, que sabían mucho. Pero uno de ellos gritaba cada vez más alto ''¡cinco por ocho son cuarenta!'', que representaba cómo el pensamiento puro volvía a surgir, cada vez con más fuerza, hasta que todos se callaban; rompía con esa situación de inteligencia simulada.

   Es un rasgo cultural con el que se ha ido rompiendo paulatinamente desde el siglo XIX, por ejemplo con la educación pública y después con el desarrollo de nuevos paradigmas educativos; o se refleja también muy claramente en la gran diversificación que sufrió el arte en el siglo pasado. La liberación de la estética no ha hecho más que empezar.

  La razón es como la higuera estranguladora, que cuando nace, está totalmente rodeada y superada por otro árbol, pero nada hace que deje de crecer aunque sea un poco, y cuando sus raíces se hundan profundo en el suelo, sus ramas se alzarán rápidamente sobre los demás árboles y abrazarán las estrellas, y sus frutos nos deslumbrarán.

  El sentido estético, cuando se libera de los prejuicios de la cultura, quiebra, destroza y hace estallar el espacio y voltea, invierte, derrite y disuelve el tiempo, y se convierte en belleza pura. Por eso necesitamos el arte; no nos llegan las palabras para expresarnos; si sólo hubiera palabras nuestros instintos serían inefables. Sólo la música, las formas impuestas a la materia en la arquitectura o las ideas escondidas en la pintura tienen esa ansiada libertad.


domingo, 18 de diciembre de 2011

La represión de la estética (1)

  Estas cavilaciones comenzaron también como muchas otras suscitadas por una inocente conversación con mi padre sin mayor ambición que comentar peculiaridades de algunas personas, que parece que necesitan acompañar sus explicaciones de onomatopeyas para ilustrar lo que dicen; parece que no le llegan las palabras ni los gestos. Más aún, hay personas que cuando imaginan, por ejemplo, una conversación que van a tener, no pueden evitar poner caras como si estuvieran teniendo esa conversación, ¡e incluso usan gestos!

  Bueno, miento: estas cavilaciones debieron comenzar en otra conversación, menos inocente alomejor, en la que comentaba como algunos niños ponen las manos delante de la cara, cruzan los ojos, dejan de ver, y a saber cuánta energía llegan a invertir en imaginar y crear en su cabeza lo que les da la gana. Se abstraen por completo de lo que les rodea, y pueden hacerlo cuando quieren, no cuando se combinan las variables para entretenerse lo suficiente con algo; estado de 'flujo', tal como lo llamaba un psicólogo checo de nombre impronunciable. Estos niños se abstraen cuando quieren, ¡es una increíble capacidad!

  Conozco varios casos de niños de esos; en realidad uno ya es un adulto, y ha dejado de hacer lo de usar las manos para imaginar. Claro, de pequeño le decían que no lo hiciera, que cosa más rara, hombre, ¡que extravagante comportamiento está teniendo este niño! ¡Qué ideas tan originales! Mejor que no las tenga.

  Está bien: he vuelto a mentir. Estas cavilaciones debieron empezar a cocerse cuando, en clase de psicología de la educación esta semana, vimos un vídeo (que dejo al final de esta entrada) que entre otras muchas cosas decía que un estudio muestra como los niños más pequeños proponen más usos para un clip que los niños más mayores, ¡y ya no digamos que los adultos! Su pensamiento creativo disminuye a lo largo de la vida.

  Que la educación es algo que va mal es algo que se oye mucho, que la creatividad apenas se aprovecha también se oye lo suyo. Pero tenemos la suerte de que en algunos niños aquella se abre camino a través de los bloqueos, rompe sus ataduras y escapa a ellas, como la higuera estranguladora nace rodeada y superada por un árbol mucho más grande, pero crece, echa raíces, y ya todas las plantas que la ven saben lo que va a pasar: una vez hunde profundamente sus raíces, ya nada puede detener su crecimiento, crecerá tan alto que sus ramas abrazarán las estrellas y sus frutos nos deslumbrarán.

  Pero mientras tanto, el sentido de la estética es reprimido por los bloqueos que la cultura les impone; ojo, que la cultura no dejamos de ser nosotros mismos. Tememos no dar la talla, que nos den la espalda cuando tenemos lo que nosotros creíamos una buena idea. Tememos que le den la espalda a la originalidad, y se apaga en nosotros el sentido estético, no crece, se duerme en nuestro núcleo y se queda sin fuerzas para salir a la superficie.

  Y mientras tanto, mientras la estética está reprimida, los tópicos, los estereotipos y los prejuicios (en el sentido más amplio de la palabra, todo juicio hecho previamente a consultar la impresión que algo nos causa) dominan el mundo.

  Pero si bien he mentido en cuanto a cuando comenzaron mis cavilaciones, no he mentido en cuanto a cuando ''echaron raíces y sobresalieron sobre los demás árboles''. Paseaba por la espléndida catedral de Santiago de Compostela, la que le da nombre a la ciudad, la que dio el impulso inicial a que hubiera poblado alguno, la que concentró en el pasado tantos artistas e intelectuales que fue inevitable que se fundara una universidad en Santiago. Y me llegué a la fachada de Azabacherías y vi como la habían ''limpiado'', ''adecentado'', ''sacado brillo'', etc. Para mí perdió todo el brillo que tenía, la dejaron con piedra pulida como si la hubieran inaugurado ayer, como un edificio más. Perdía todo el protagonismo sin sus líquenes y sus musgos. Reconozco que el musgo daña la piedra y puede deteriorar la escultura, es necesario un cierto mantenimiento, ¡pero nada justifica tan horrible ''limpieza''!

  Pero no acabó ahí la indignación: aún después cuando pasé por un céntrico punto como lo es la Plaza Roja, vi como la estaban ajardinando, y vi por enésima vez los jardines que se ven en todas partes: florecillas de no más de 15 cm de tamaño, no vaya a ser, todas alineaditas, que no parezca que estén desordenadas o que crecieron sin que se pretendiera, ¡no por Dios! Agrupadas por colores, haciendo tímidas figuras... es el mismo estilo de ajardinamiento que planta los mismos arbolitos en todas las aceras de todas partes, y el mismo que hace que veas paseos llenos de palmeras tanto si vas a Cádiz como a Oporto como a Vigo como a La Coruña. Admito que está bien poner jardines, y qué tampoco hay que plantar estrambóticas selvas en medio de la urbe, ¡pero nada justifica el uso del mismo maldito estilo a lo largo y ancho de todas las ciudades!

  Nada lo justifica, pero hay algo que sí lo explica: la represión de la estética.

(Continuará)


  Dejo a continuación el vídeo visto en clase acerca de, entre otras cosas, porqué se reprime la creatividad.






martes, 6 de diciembre de 2011

Oporto, Oporto

Zona antigua de Oporto vista desde la Torre dos Clérigos
  Este fin de semana he tenido la oportunidad de conocer Oporto, la ciudad lusa que le da nombre a su país y que se encuentra en la desembocadura del río Duero.

  Con sus 237.559 habitantes, 1.816.045 en el área metropolitana, es la única rival económica de Lisboa en Portugal. Famosa por su célebre vino y la francesinha (carnoso sandwich que recomiendo tomar pero con el estómago bien vacío), cuenta además con una sustanciosa oferta cultural: unos 10.000 eventos anuales, museos, iglesias, catedrales, enormes puentes sobre el Duero, un casco antiguo laberíntico, desordenado y con su propia idiosincrasia; y por supuesto también edificios modernos, póngase el Museo de Arte Contemporánea del parque de Serralves, o mejor aún: la Casa da Música.

Casa da Música
  Diseñada por el arquitecto holandés Rem Koolhas, es un auditorio con salas de posibilidades muy flexibles y diseño ''muy exhuberante'', según el New York Times, que también califica el edificio cómo ''el proyecto más atractivo del autor''. Aparte de ser aclamada por su diseño, es considerado el auditorio musical con mejor acústica del mundo.

Torre dos Clérigos
  Pero yo apenas tuve la oportunidad de entrar y echar un vistazo a una de sus salas. Mi recorrido por Oporto comenzó en la céntrica calle Cedofeita, en una zona repleta de tiendas de artesanía con adornos realmente originales, que combinaban gallos (el símbolo de Portugal), botones, chapas, broches y motivos que rallaban en lo hortera y lo desfasado pero resultaban atrevidos y le conferirían mucha personalidad a quien los llevase. Tras pasar la plaza de Gomes Teixeira, mi anfitriona y yo nos dirigimos a la Torre dos Clérigos, una torre construida en 1763 que constituye el campanario de la iglesia barroca del mismo nombre, y que, con sus 76 metros de altura, ofrece las mejores panorámicas de Oporto desde su propio centro.

  A partir de ahí, recorrer la ciudad fue un goce continuo cuando me daba la vuelta y veía por casualidad una iglesia enorme, veía increíbles edificios modernistas abandonados, estábamos en el centro y a la vez en medio de ninguna parte, salían calles estrechas con edificios desmesuradamente altos y ya no digamos al cruzar el puente de Don Luis sobre el Duero, desde el que se veía toda la Ribeira, con sus casas de piedra, abandonadas, algunas cubiertas por la vegetación, otra con una máquina de coser en el tejado, otra con un gato gris que te miraba serio como diciéndote: ''pues a mí no me hace ninguna gracia.''

Vista de la Ribeira desde Vila Nova de Gaia. A la derecha
se ve una parte del puente de Don Luis, por el que pasa el
metro; y a la izquierda de todo, la torre que sobresale es la
Torre dos Clérigos.
  Las vistas de la Ribeira desde el otro lado del Duero, en Vila Nova de Gaia, son increíbles, y ya no digamos sumergirse en sus callejuelas, sus soportales y sus calles cubiertas. Esta fue sin duda la parte que más me gustó.

  Confieso que Oporto me ha encantado, y que me gustaría volver y ver todo eso que según tengo oído me perdí, pero admito que tampoco me he enamorado incondicionalmente. Lo más interesante del viaje tal vez haya sido experimentar esas sensaciones que la ciudad me transmitía, como si estuviera conociendo a una persona.

  Creo que uno puede sentir el equivalente enamorarse pero referido a una ciudad, y al igual que si fuera con una persona, no siempre lo puedes entender ni predecir, simplemente te afecta, lo sientes, eres víctima de las sensaciones que la urbe te transmite, y aunque no seas capaz de justificarlo, no te queda otro remedio que admitir que volverías a verla, que te gustaría vivir con ella y que nunca te cansarías de conocerla.

  En ese sentido, viajar despierta partes de uno mismo que ni siquiera sabíamos que estaban ahí, y nos despierta la espontaneidad, y desplaza esa manía que tenemos de justificar que algo nos encante, fundamentar nuestros sentimientos por si alguien los cuestiona. ¡Pues no! A veces algo como una ciudad (o una persona) nos encanta, nos hace estremecernos en los más hondo y ni siquiera somos capaces de darle una explicación, simplemente te hechiza y pasas a no poder parar de recordarla, admirarla y sonreír cuando la ves.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Lo veo pero sólo si lo creo

Puente sobre el Regato da Ponte da Achas
  De todos los fenómenos que afectan a la consciencia y al mundo interior de la persona, el que más me llama la atención es el de la autosugestión. Con ello me refiero a tener sensaciones (que pueden ser visiones, sensaciones táctiles o de movimiento) que aunque nada en el entorno nos la esté causando, las sentimos como si fueran reales.

  Cuando digo que me llama la atención, me refiero a que me sorprende, a que me rompe un poco los esquemas. Sin embargo, no me parece que sea de vital importancia para estudiar a las personas, o para entender porque nos gusta salir de fiesta, porque estudiamos aunque no nos guste en el momento, y bueno, en general porqué somos cómo somos, como el nombre del libro de Eduard Punset. No, es cómo un fenómeno anecdótico, muy extraño, pero anecdótico. Me recuerda en eso al sentido del humor, a la risa y a las cosquillas, un fenómeno también muy raro. Pero de eso podemos hablar otro día.

  La primera vez que me di cuenta de que ocurre la autosugestión fue cuando oí una tradición de un pueblo cercano a la Cañiza, en la provincia de Pontevedra, según la que cuando una joven no lograba tener hijos, debía bañarse en un riachuelo que pasa por allí, llamado Regato da Ponte das Hachas, justo debajo del puente que lo cruza en la noche de San Juan. Según lo que el conocimiento científico y nuestro pensamiento racional nos dice, nada puede tener que ver la combinación de río y noche de San Juan para causar un aumento de la fertilidad de una mujer, pero el hecho es que así era, después de bañarse en tales condiciones, todas las mujeres lograban dar a luz a hijos.

  Un médico en el siglo pasado hizo un estudio de todas esas tradiciones y creencias que tenían resultados inexplicables, que también se pueden observar en rituales mágicos de otros pueblos, y los explicó aludiendo a los efectos que tenían las expectativas de la personas en el resultado. Llamó 'psicosomática' a esa influencia, y documentó un montón de casos más. Pero no hace falta indagar en tradiciones remotas de pueblos perdidos en la Galicia profunda: el mismo efecto es el que se ha observado que ocurre en la hipnosis.

  La hipnosis es un curioso fenómeno en el que unos no creen mientras otros creen que pueden inducirte la creencia de que eres un pollo mediante hipnosis. Mientras tanto, en Brasil, y volviendo a mujeres teniendo hijos, en los hospitales donde carecen de medios para anestesiar a sus pacientes, los hipnotizan para que no sientan dolor; especialmente a las mujeres que están de parto.

  La hipnosis se utiliza desde hace poco como tratamiento psicológico para superar los efectos de traumas, y desde hace más de un siglo en la terapia psicoanalítica para curar trastornos de ansiedad y los que históricamente se ha dado en llamar 'histeria'. Lo más llamativo de la hipnosis es que sólo funciona en los pacientes que creen que funciona, por lo que suele ser eficaz con personas imaginativas.

  En cierto estudio del que me hablaron una vez, se dijo a los sujetos que iban a beber un whisky muy cargado de alcohol, cuando en realidad sólo era agua. Los sujetos acabaron por los suelos, cómo si estuvieran ebrios, ¿o estándolo realmente?



  Los monjes budistas son capaces de aguantar mucho más frío del que puede soportar una persona normal sólo con meditación e ignorando la sensación. En la histeria, uno de los clásicos síntomas era que a la paciente (solía ocurrirle a mujeres) se le quedaba inmovilizado un brazo, sin haber fallo alguno a nivel físico. Las clasificaciones actuales de la psicopatología ya no hablan de histeria, sino de trastornos somatizantes, en los que la ansiedad se expresa con síntomas físicos tan extraños cómo no ser capaz de levantarse, desmayarse, perder la visión (pero curiosamente sin chocar contra ningún obstáculo si tratan de caminar) y dolores muy localizados, también sin base física.

  Lo que se extrae de todos estos casos es que hay sensaciones que tenemos sólo si nos lo creemos, lo cual es sumamente inquietante: sólo por convencerme a mí mismo puedo creer que realmente he dejado de ver, que ya no puedo caminar, que algo ha cambiado en mí... Puedo tener fiebre sólo creyéndomelo, y ¡las mujeres pueden ser más fértiles sólo creyéndoselo!

  En algunos casos de alucinaciones esto puede ser perfectamente lo que ocurra, no necesariamente tiene porqué haber un daño o déficit biológico. Por miedo a estar loco, puedo acabar convenciéndome de que estoy loco, y temiendo que me quieran venir a raptar, puedo acabar gritando en medio de la calle. Es decir, que puede haber locos que en realidad no lo estén, sino que tengan activado y consolidado un círculo vicioso de ansiedad y delirios.

  En mi opinión este es un fenómeno aparte del pensamiento; no se explica por la convicciones de la persona, ni las automáticas ni las construidas conscientemente; sencillamente no tiene que ver con el pensamiento ni con la conciencia, aunque influya en ella. Por eso creo que el fenómeno de la autosugestión o psicosomática no es muy interesante para entender a las personas, pero sí muy llamativo por sus implicaciones tan extravagantes.

sábado, 12 de noviembre de 2011

El onírico mundo de Dalí (2)

 Figuras humanas con cajones
en La jirafa en llamas
  Ahora toca abordar los dos puntos más interesantes de este artículo: Dalí y Freud, y La ciudad de los cajones, la obra con la que me animé a escribir este artículo. Pero debo hacerlo rápido, porque últimamente en la carrera contra el tiempo, éste me pisa los talones, y el ahora puede convertirse en antes pero yo seguir en el ahora.

  Sigmund Freud es el célebre psiquiatra que hipnotizaba a sus pacientes, le preguntaba a las histéricas por la vida sexual y a los niños, que no sabrían responder, les analizaba los sueños para concluir que aunque no se les podía calificar de neuróticos todavía, lo serían de mayores.

  Tal vez sea más célebre por su integradísimo sistema filosófico, que comprende una concepción completa del ser humano, la cultura, la mente, los sueños, la psicopatología, el desarrollo humano, etc., e inició esas tradiciones de análisis de los indicadores encubiertos que nos dan acceso directo al subconsciente, el supuesto determinante último de nuestros actos e intereses: el análisis de los sueños, de los gestos, de la letra, de la firma, de los dibujos, del sentido del humor, de lapsus linguae, del juego en los niños pequeños, de las manías, las interpretaciones de manchas ambiguas cómo las del test de Rorschach... Vamos, que no dejó títere con cabeza.

  El Psicoanálisis, la corriente de la psicología que él fundó, fue en buena medida inspiradora de la corriente del surrealismo. Los poemas surrealistas se valían del método de la libre asociación de palabras (consiste en que, a partir de una palabra, debes decir seguidamente todas la que te vengan a la cabeza; este sería otro de esos indicadores encubiertos), y Dalí, que se autodefinía cómo el mesías del surrealismo pictórico, también ingenió un método para buscar la inspiración: el método paranoico-crítico.

  Dicho método permite salir al exterior las conexiones irracionales que pueda haber entre objetos, ocultas en la mente. De ahí salen esas figuras de doble interpretación tan propias de Dalí, y esas conjunciones tan extrañas como relojes blandos en una rama seca, jirafas ardiendo o una chica desnuda que se puede abrir en cajones. Aunque este método fue muy aclamado por otros surrealistas como André Bretón, y tiene muchas aplicaciones -cualquier actividad artística o creativa-, tiene algunos inconvenientes: las conexiones irracionales que te vengan a la cabeza a veces pueden ser inoportunas para exhibir públicamente, y además, para Dalí, ''el método no funciona si no se posee un motor blando de origen divino, un núcleo viviente, una Gala -y sólo hay una-.'' Afortunadamente para el artista, nada de eso era un obstáculo: estaba casado con Gala y no tenía problema alguno en exhibir las ocurrencias más delirantes públicamente, cómo podemos comprobar en El Gran Masturbador.
Según Dalí, el cráneo de Freud era un
caracol y su cerebro una espiral
que había que sacar con una aguja

  Pues no sólo resulta que estos dos personajes -Freud y Dalí- se llegaron a conocer, sino que además cada uno dejó un testimonio personal acerca de qué le había parecido el encuentro.

  Freud:
  ''Hasta ahora me inclinaba a pensar que los surrealistas, que parecen haberme elegido como santo patrón eran unos locos absolutos (pongamos que el 95% como el alcohol). Pero el joven español, con sus ojos cándidos y fanáticos y su innegable maestría técnica me ha sugerido otra apreciación y a reconsiderar mi opinión (...). Hay allí, en todo caso, serios problemas psicológicos.''


  Dalí:
Freud también tenía sus cajones.
''Debía verme con Freud, finalmente, en Londres. Me acompañaban el escritor Stephan Zweig y el poeta Edward James. (...) Contrariamente a mis esperanzas, hablamos poco, pero nos devorábamos con la vista. Freud sabía poco de mí, fuera de mi pintura, que admiraba, pero de pronto sentí el antojo de aparecer a sus ojos como una especie de dandi del ''intelectualismo universal''.
  Supe más adelante que el efecto producido fue exactamente lo contrario.''


  Yo:
  No sé quién está peor. Ambos eran megalomaníacos, lo cual no necesariamente tiene porqué estar unido al hecho de ser un genio o no. Sin embargo yo creo que se me haría más incómodo hablar con Freud, ya no sólo porque al hablar lenguas distintas no podríamos entendernos, sino porque, por lo que tengo visto acerca de su forma de ser, me da la impresión que era de esas personas que te miran  pensando algo sobre ti que no está dispuesto a compartir contigo, cómo si fueras un animal de curioso comportamiento, no cómo a un igual. Mi experiencia me dice que estos individuos, que tratan de sentirse con el control de la situación, pretendiendo que sólo sea un juego, son individuos que temen precisamente perder el control del entorno, pretenden catalogar a la persona para que así deje de suponer un miedo, lo cual encaja con buscar esos determinantes del comportamiento fuera de la conciencia, y subestimar e incluso ignorar las intenciones voluntarias y conscientes de su interlocutor.

  En efecto, muchos de los amantes del psicoanálisis se dejan seducir por esta ilusión de control que estas teorías le proporcionan, y este tipo de persona se ha llegado a convertir, por desgracia, en un estereotipo del psicólogo clínico: el señor de traje que mientras le cuentas tus preocupaciones, pone una cara, apunta algo y te sigue mirando. Pero esta personalidad desde luego no sólo son psicoanalistas, ni tampoco todos estos encajan con esta forma de ser. Yo tenía una amiga que se resistía a ir a un psicoterapeuta a pesar de sus problemas anímicos porque se imaginaba esa situación. La verdad, hace tiempo que no hablo con ella...

  ¡Está bien! Freud decía que Darwin le había asestado un golpe al ego de la humanidad al afirmar que el ser humano era un animal más y que era pariente de los primates; y un segundo golpe al ego sería el de afirmar que no somos totalmente dueños de nuestros actos, sino que estamos muy influidos por procesos inconscientes, culturalmente inaceptables.

  Y Dalí decía que ''la única diferencia entre la Grecia inmortal y los tiempo contemporáneos es Sigmund Freud, quien descubrió que el cuerpo humano, puramente platónico en la época de los griegos, está ahora lleno de cajones secretos que sólo el psicoanálisis es capaz de abrir.''

  El psicoanálisis es un duro golpe para el racionalismo, que sobreestima la voluntad y el conocimiento, no escapando nada al escrutinio del yo. Con el psicoanálisis aparece la idea de que tal vez los motivos que nos mueven a veces están ocultos a nosotros mismos; son inconscientes.

  Y, en 1936, Dalí nos lo dice así:





  La Ciudad de los Cajones nos muestra una mujer a la que se le han abierto unos cajones por todo el cuerpo, esos cajones dónde se ocultan lo que realmente motiva su comportamiento, pero que trata de ocultar para sí misma habitualmente.

  Yo no estoy de acuerdo con el determinismo, y el psicoanálisis freudiano es una cierta forma de determinismo; este es el fondo de la cuestión. Por eso se opone el psicoanálisis al racionalismo, porque este nos dice que la persona decide su destino, que es dueña de su voluntad y de sus actos. Y por eso a algunos les tranquilizan las predicciones que hace el psicoanálisis: son seguras, inamovibles; son determinantes.





 Pero, si ni el racionalismo ni el determinismo, ¿entonces qué? ¿Cómo soluciono ahora ese enfrentamiento entre ambos planteamientos? ¿Cogeré un poco de uno y un poco de otro? ¿O me echaré atrás y me quedaré con uno de ambos? Eso debía haberlo pensado antes de ponerme a analizar la filosofía subyacente a la obra de Dalí y el psicoanálisis; ahora no me queda más que salir de este lío en que me he metido.

sábado, 5 de noviembre de 2011

El onírico mundo de Dalí (1)

Salvador Domènec Felip Jacint
Dalí i Domènech
  ''La única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco''. Sólo un genio sería capaz de sorprendernos con tan agudo razonamiento, y ese sólo podía ser Salvador Dalí, quién ya ha aparecido mencionado en algún otro artículo (véase ''Que se haga la luz: el insight'').

  Para reunir información sobre el autor recurrí a un libro tan grande que dije: ''Lo que no hay aquí no existe.'' Pero resultó estar pensado para eruditos en arte, y con ''erudito'' me refiero a de catedrático para arriba. De modo que recurrí a mi padre, que siempre lo sabe todo, y él se limitó a decirme ''No le busques la lógica; déjate llevar por la poética.''

  Cómo ni mi padre ni aquel temible libro estaban dispuestos a ayudarme, tuve que resignarme a hallar consuelo en internet, y mamá wikipedia acudió a socorrerme.

  Salvador Dalí nació en octubre de 1901, pero a los tres años murió por un catarro gastroenterítico infeccioso, por lo que decidió volver a nacer 9 meses después, en 1904. Al menos eso creía el Dalí que conocemos; otros afirman que sus padres decidieron ponerle el mismo nombre al nuevo hijo que el que acababa de fallecer.

  Cómo buen genio que era, mostró ser muy precoz en su habilidad artística: a los 12 años comenzó a hacer dibujos en carboncillo, a los 15 colaboró en una revista de estudiantes publicando escritos sobre pintores célebres y a los 18 entró en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid.

  Pero un año antes de eso recibiría un duro golpe: el fallecimiento de su madre por cáncer de mama. Para él, en sus propias palabras, supuso ''perder el ser con el que contaba para hacer invisibles las inevitables manchas de mi alma''. Su padre después de eso, se casaría con la que antes era su cuñada; la hermana de su mujer.

  En la universidad conocería a otros grandes artistas cómo lo son Luis Buñuel, autor del cortometraje en el que le cortan un ojo a alguien con una navaja de afeitar, más conocido como ''Un chien andalou'' (''Un perro andaluz''), al célebre poeta Federico García Lorca, quien, según parece se interesó por Dalí para algo más que amistad y éste tuvo que darle calabazas (metafóricamente hablando) y otros futuros artistas.

  La personalidad de Dalí es singular, al igual que sus obras. Ambos son combinaciones muy nuevas: la excéntrica forma de ser del personaje sólo era igualada por sus obras. En una conferencia que dio él mismo, acudió con una escafandra, incluso con casco, que se tuvo que sacar para respirar en algunos momentos. Anécdotas sobre Dalí hay a patadas, al igual que pinturas, obras, dibujos, decorados para películas, y un largo etcétera.


  La que tal vez sea su obra más famosa la hizo con 27 años: la Persistencia de la memoria, o Los relojes blandos. Este fue el cuadro a través del que le conocí yo, cuando solo era un yogurín. Es el resultado del método de búsqueda de inspiración de Dalí (método paranoico-crítico) y una indigestión de queso Cambembert.



  Es un cuadro muy sugerente: los relojes derritiéndose, los insectos, saliendo de ellos, el árbol seco sobre esa especie de mesa perfectamente pulida, esa extraña forma en el suelo, la playa, el mar en calma, la otra superficie pulida al fondo, los acantilados... Todo ello con esa línea tan precisa y tan limpia que caracteriza la obra de Dalí y que le da un toque más onírico si cabe.

  El paisaje del fondo es la bahía de Port-Lligat, dónde el pintor vivía con su esposa Gala, y se ha sugerido que esa extraña forma del suelo era un autoretrato. De los relojes blandos es sobre lo que más se ha especulado.

  De todas las interpretaciones, con la que me identifico es la del rechazo del tiempo lineal y determinista, un molde dónde se pueden ir encajando los sucesos unos detrás de otros, concepción que viene representada por los relojes, y rechazo que el autor simboliza derritiéndolos. La concepción lineal del tiempo es determinista porque hay una cadena predefinida de sucesos que tendrán lugar, sin más, lo cual lleva a la predestinación. La persona es espectadora de dicha cadena sin poder evitarlo, sin poder intervenir.

  Pero Dalí nos habla de una nueva concepción, que se corresponde con la de la Relatividad de Einstein: el tiempo no es algo distinto de los fenómenos que ocurren, es una forma abstracta de referirse al período ocupado por eventos, pero que sin dichos eventos no puede existir. Por eso al día siguiente de una noche de juerga el día nos pasa más rápido: estamos atontados, funcionamos más despacio y no tenemos energía para pensar en muchas cosas, con lo que, al atender a menos cosas, nuestro alrededor, que sigue funcionando a la velocidad de siempre, nos parece que transcurre más rápido.

  Cuando me lo paso bien con alguien suelo decir que ojalá tuviera un brebaje que nos haga funcionar más rápido para poder vivir mucho más en el mismo periodo de tiempo. Cuando quiero que el tiempo pase de una vez, sé que cuanto más entretenido esté, más rápido pasará, así que cojo mi blog y empiezo a escribir.

  Por eso a veces enfoco el día a día como una carrera contra el tiempo, y él me gana cuando parece que es muchísimo, pero yo le gano cuando me concentro en mi objetivo, y me mantengo tan ocupado que, cuando en ocasiones echo un vistazo, descubro que las semanas transcurren vertiginosamente.

  Aún quiero sacarle más partido a la obra de Dalí, así que en mi próximo artículo comentaré la relación entre Dalí y Freud, el método paranoico-crítico diseñado por el artista, y algún cuadro más como La Ciudad de los Cajones.

lunes, 31 de octubre de 2011

Vivamos como las termitas

  Aunque Zeus confió a Prometeo la tarea de repartir entre los animales las distintas facultades y habilidades, éste cedió a los ruegos de su hermano Epimeteo para que le dejara a él hacer tal reparto. Así, dio a los guepardos las agilidad, a los escorpiones su aguijones afilados, a los camaleones la capacidad de mimetizarse con el entorno, a los cisnes su belleza; y así sucesivamente. Pero, torpe de él, se dio cuenta de que ya había repartido todos los dones y aún le quedaba una especie por recibir su cualidad: el mono desnudo, el ser humano (cuya población de áquella, curiosamente, estaba compuesta sólo por hombres). Éste se había quedado sin fuerza, sin especial velocidad, sin un pelo que lo protegiera del frío, sin un buen olfato... De modo que Epimeteo acudió a su hermano Prometeo a confesarle su error.

  Prometeo sintió lástima de aquel último animal, que quedaba condenado a la desaparición sin un don especial, y decidió una arriesgada maniobra: fue hasta la fragua de Hefesto, en el volcán de la isla de Lemnos, y le robó un poco de su fuego, para dárselo a los hombres. Desde entonces éstos supieron arreglárselas, naciendo así el arte, la literatura y al inteligencia en general.

  Zeus, al enterarse, castigó a Prometeo enviándole una mujer: Pandora, que fue por tanto la primera mujer sobre la Tierra (es un castigo del que, personalmente, no me quejo). Al ver que Prometeo no le hacía caso y ella prefería quedarse con Epimeteo, Zeus ingenió un castigo algo más cruel: le condenó a quedarse en el monte del Cáucaso, dónde su hígado era devorado cada día por un águila y se regeneraba cada noche. Estuvo sufriendo tal destino hasta que Hércules lo liberó.

  Lo interesante de este mito es que el fuego, que simboliza la razón y la inteligencia, nos fue otorgado de un modo distinto al resto de los animales, es un don divino que no deberíamos tener, que nos eleva a un nivel superior al resto de los animales. Es cierto que somos un poco raros, pero, ¿superiores? ¿mejores? ¿señores de algo?

   Damos por hecho que por naturaleza estamos por encima de la naturaleza, fuera de ella, inmunes a ella y a la vez, dueños de ella, como si pudiéramos controlarla a nuestra merced.

  Pero esos grandes rascacielos, el acero, los aviones, y nuestras sociedades más organizadas no están ahí desde siempre, lo están como resultado de nuestros mejores esfuerzos. Otros animales, en cambio, sí lo hacen desde siempre y ni siquiera lo saben.

  Las colmenas de las abejas son auténticas maravillas de la arquitectura, tanto por el material usado (la miel, la fácil de producirla a partir del polen de las flores, el peso que soporta, su dureza una vez seca es la óptima, su aislamiento térmico, etc. etc.), cómo por la forma de la unidad básica (el hexágono, la forma geométrica más cercana al círculo, que sería la perfecta, pensada para encajarse como ladrillos, y que además es la idónea para servir de habitáculo para las crías y facilitar su alimentación y mantenimiento) y la simplicidad de la estructura. Ya quisiéramos nosotros colgar edificios de una rama.

  Las termitas de la sabana, sin necesidad alguna de un sistema de aire acondicionado, mantienen a 30'5 grados la temperatura interior de sus torres a pesar de que el exterior tiene una amplitud térmica de hasta 40 ºc. Son auténticas metrópolis de hasta 8 metros de altura que se regulan solas por su diseño, perfecto para la fluidez de comunicación en su interior y para el cultivo de los hongos que comen sus habitantes. Ya quisiéramos nosotros producir toda nuestra comida dentro de casa y sin ni siquiera necesidad de ninguna instalación eléctrica.

  Los camaleones se camuflan con el fondo, hay plantas cuyas hojas no se empapan por mucha agua que les caiga encima, la araña crea un material en proporción más flexible y resistente que el acero -la seda- a temperatura ambiente y sin mayor esfuerzo mientras nosotros necesitamos alcanzar temperaturas altísimas para sumergir un producto en ácido sulfúrico y obtener el nylon, 5 veces menos elástico que la seda. Mientras que las bombillas incandescentes desperdician el 98% de su energía por el calor, las luciérnagas dan luz fría sin apenas gasto energético. Ya quisiéramos nosotros muchas cosas.

  Y es que no somos tan invulnerables e insuperables como nos parece a veces.

  Si alguna habilidad tenemos los humanos, es que cada individuo tenemos unas habilidades particulares aprendidas en vida; esa es nuestra facultad (a la cual le dedicaré un artículo aparte). Y yo no creo que venga de los dioses como dice el mito de Prometeo, yo creo que es una más de entre las facultades de los demás animales, y más nos vale usarla bien, porque es lo único que tenemos: ni fuerza, ni velocidad, ni un diseño arquitectónico que conocemos de nacimiento; sólo la capacidad de aprender nuevas habilidades; ¡pero para eso hay que ponerse manos a la obra!

  Basándose en esta idea, un nuevo campo de la ciencia está floreciendo y dando múltiples resultados muy interesantes. Es la llamada biomímesis, ámbito científico que se inspira en la naturaleza para mejorar nuestra calidad de vida.

  Como ámbito científico es reciente, pero Leonardo Da Vinci estudió la forma de los pájaros para diseñar sus aviones (o al menos esbozos de aviones), y el arquitecto catalán Antoni Gaudí también se inspiró en formas de la naturaleza para sus edificios tan característicos.

  Gaudí extrajo de la naturaleza las llamadas superficies regladas, como las espirales ascendentes o helicoides, presentes en los troncos de los árboles. Afirmaba que esas formas ''tienen una riqueza propia en matices, que hace innecesaria la ornamentación''. Estas formas son las que podemos observar en las bóvedas de la sagrada familia, pero también en muchas de las obras del arquitecto catalán, quién también se merece un artículo entero aparte.

  En arquitectura, toda la corriente organicista se inspira en formas de la naturaleza, pero la biomimesís suele dar lugar a       utensilios más prácticos y manejables como el velcro. Este tipo de cierre se inspiró en los frutos de los cardos (flores muy espinosas), muy difíciles de despegar de la ropa; ahora, muchísmos utensilios cotidianos lo utilizan.


  El edifico Eastgate Centre, en Harare, Zimbabwe, se inspira en los termiteros de la sábana para mantener la temperatura interior fresca y agradable, ahorrándose 3'5 millones de dólares en aire acondicionado, y confiriéndole así su extraño aspecto. El ingenioso arquitecto de esta construcción fue Mick Pearce.

  Otra interesante utilidad de esta rama de estudio es el ahorro ecológico: comenzamos a procurar vivir en armonía con el entorno, con los ecosistemas; y la naturaleza nos ofrece muchas formas de cumplir ese objetivo: podemos lograr no sólo no producir desechos contaminantes sino además aportar beneficios enriqueciendo el suelo, por ejemplo.

  Belleza, sostenibilidad, ahorro, utilidad, elegancia... Tales son las ventajas que nos aporta la premisa que expongo aquí: los animales y las plantas pueden llegar y de hecho llegan a soluciones más prácticas y simples que los humanos, por lo que observando detenidamente las adaptaciones presentes en la naturaleza podemos ingeniar inventos muchísimo más prácticos y elegantes. Y por eso es que yo proclamo que Prometeo no hizo una excepción con nosotros y que más nos vale vivir como las termitas.

  Bibliografía: Aparte de datos concretos obtenidos de la wikipedia, recurrí a:
Biomímesis: aprender arquitectura de las termitas
El futuro está en la naturaleza

domingo, 23 de octubre de 2011

Steve Jobs: vida, obra y muy especialmente filosofía

  ''La muerte posiblemente sea el mejor invento de la vida'', decía el hombre que vemos en la foto. Esta frase refleja toda la filosofía con la que Steve Jobs afrontaba cada día, y que le llevó a inventar aparatitos que revolucionaron la forma de vivir hoy en día y llevar adelante una empresa que en 35 años revolucionó la forma de entender los aparatos electrónicos y con ellos, nuestra vida cotidiana: Apple Incorporation.

  Steven Paul Jobs nació el 24 de febrero de 1955 en San Francisco. Sus padres biológicos eran universitarios cuando le tuvieron, por lo que le dieron adopción a una pareja de clase media: Clara y Paul Jobs, quienes ya tenían una hija llamada Patty. 

  A los doce años se une a un club donde ingenieros informáticos muestran sus inventos a los jóvenes, y allí vería su primera computadora. Le dejó tan impresionado que decidó dedicarse a los ordenadores, y así a los 20 años montaría Apple Computer en el garaje de su casa, junto con Steve Wozniak, ingeniero informático y amigo que Jobs conoció en este club.

  Los cambios vendrían rápido; la empresa de Apple crecería rápidamente de una empresa desconocida que vendía unos pocos ordenadores a darse a conocer en la Feria de Ordenadores de San Francisco en 1977 (dónde se cruzaría por primera vez con Bill Gates, director de Microsoft y Windows), contratar al director ejecutivo de Coca-Cola, John Sculley (diciéndole ''¿Quieres vender agua azucarada el resto de tu vida o quieres hacer historia?'') y hasta sacar el primer Macintosh, el primer ordenador con interfaz gráfica de usuario y ratón, idea que inicialmente era de la compañía Xerox, aunque solo Steve Jobs supo ver su potencial y comprarla, revolucionando así el mercado de la electrónica.
Steve Jobs de joven

  Anunció el ordenador con el célebre spot dirigido por Ridley Scott. Este modelo tuvo mucho éxito: todos los ordenadores posteriores se basaron en ese modelo, incluidos los de Microsoft, debido a aquel polémico incidente en el que Bill Gates también aprovechó la idea de la interfaz de usuario y del ratón, discusión entre dos grandes de la industria informática que no se solucionaría hasta 1997. De hecho, el ordenador  desde el que usted está leyendo este artículo existe gracias a aquel primer Macintosh; gracias a Steve Jobs.

  Pero no todo era dinero y triunfo en la vida de Jobs: la chica con la que salía de joven, Arlenne Brennan, se había quedado embarazada de él, y tuvo una hija que Jobs no quería reconocer como suya, tal vez porque le recordaba a su propia situación y sus inciertos orígenes. Además, en la compañía comenzó a haber una cierta divisón interna que Jobs no se molestaba en enmendar, lo cual llevó a la dimisión de Steve Wodniak, que había estado desde el principio con Jobs; y la relación con el que se suponía que era uno de sus mejores empleados, Sculley (mencionada líneas arriba), comenzó a deteriorarse, hasta el punto de que tres meses después de que Steve Jobs cumpliera los 30 años, fuera despedido de Apple, la compañía que él mismo había creado.

  Él mismo admitiría sentirse totalmente acabado y sin esperanzas, pero pronto lo vio como una nueva e inmejorable oportunidad, y a partir de ahi sí que empezó a salir adelante de forma continua y definitiva: creó Pixar, la empresa de animación de la que saldría Toy Story, y posteriormente la empresa de ordenadores NeXT Computer, que sería adquirida por Apple en 1997, volviendo así a la empresa con el objetivo de salir de la crisis en la que se había sumido. Para entonces ya había normalizado por completo las relaciones con aquella primera hija, Lisa, y ya se habría casado con Laurenne Powel, la mujer con la que compartiría el resto de su vida.

Aquí se aprecia el atuendo
que vestía siempre Jobs, en una de sus
 célebres presentaciones
  El ascenso de Apple desde que Jobs volviese a la empresa sería imparable: sacarían iTunes, la mayor tienda de música del mundo, los ordenadores Mac, con una fama que realmente se han ganado, los iPod, iPad y el iPhone, en cuyo primer modelo, sólo en las primeras 30 horas tras el lanzamiento, vendieron 270.000 unidades en EE.UU. Todo esto catapultó a la compañía a ganar, desde 1997 (cuando Jobs vuelve a la empresa) hasta 2009, 150.000.000.000 $ más en el valor de bolsa de Apple, con lo que eligieron a Steve Jobs el director ejecutivo del año según la revista Harvard Business Review. Pero no acaba aquí: sí en 2009 no se contaba entre las 50 empresas de mayor capital del mundo, en 2011, con 309.000 millones de dólares de capitalización, supera a la petrolera Exxon y se convierte en la empresa de mayor capitalización del mundo.

  Con todo, Steve Jobs nunca fue muy amigo de ostentar: se contentó, al menos en los años posteriores al regreso a Apple, con un sueldo de un dólar al año, obteniendo todo su dinero de las acciones que poseía en bolsa, y siempre vestía la misma ropa: deportivas blancas, vaqueros y una chaqueta negra de cuello alto, aunque también lo hacía por no complicarse y por su imagen personal.

  Pero lo que me impulsa a escribir este artículo no es su retahíla de éxitos ni sus peculiaridades, sino algo un poco más funesto: en 2009 se sometió a un trasplante de hígado por un cáncer de páncreas que ya le había sido detectado en el 2004. La amenaza de la muerte le inspiró al emotivo discurso que daría en la Universidad de Stanford, y finalmente renunciaría por completo a su cargo el 17 de enero de 2011. Falleció hace menos de un mes, el 5 de octubre.

  Lo que me impulsa a escribir este artículo es que tras su muerte, queda patente su admirable forma de ser. Supo redirigir su vida y superar todos y cada uno de los retos que se planteó, cómo dijo Steve Wodniak.

  ''La muerte posiblemete sea el mejor invento de la vida''. Con eso nos quería recordar que nuestro tiempo es limitado, y eso no debe desanimarnos, sino al revés; debe motivarnos para buscar qué queremos y esforzarnos con todas nuestras fuerzas por lograrlo.

  ''Tened el coraje de seguir a vuestro corazón y vuestra intuición. De algún modo ellos ya saben lo que tú realmente quieres ser.'' Y es que, Steve Jobs, antes que hablarnos sobre llevar empresas a la gloria o cómo hacer interfaces realmente elegantes, nos habla sobre encontrarnos a nosotros mismos y realizarnos, llevar a cabo nuestras ideas, planes y proyectos. Steve Jobs, antes que nada, y a pesar de no haber sabido ser siempre la mejor persona o el mejor padre nos habla sobre el fin último de todas nuestras empresas y proyectos; nos habla sobre el arte de ser felices.

  Porque si tenemos una filosofía, un gran empresa, una gran suma de dinero, o los aparatitos más avanzados del mundo, no nos vale de nada si no nos da aquello que buscamos con todo esto: la felicidad.

  El siguiente texto de un anuncio de la marca de vaqueros Levi's expresa esta filosofía:
  ''Cuando todo esté dicho y hecho, ¿habrás dicho y hecho bastante? ¿Te habrás dejado llevar durante todo el camino o habrás forzado el recio timón del destino? Cuando te vayas de este mundo, ¿lo habrás dejado mejor que cuando llegaste? Lo único que necesitas es lo que ya tienes: tu ingenio y tu ropa que te cubra. Tu epitafio está por escribir, tu herencia está por hacer, lánzate...''

  Si Steve Jobs nos ha dejado alguna herencia, es desde luego, su actitud ante la vida. Este artículo va dirigido a todos aquellos que también le admiraban.


Para saber más sobre Steve Jobs, recomiendo ver la película Piratas de Silicon Valley y su discurso en la universidad de Stanford (el vídeo que stá encima de este texto). En poco tiempo se publicará una biografía oficial sobre su vida. También es interesante el spot publicitario del lanzamiento del Mac en 1984, que hace referencia al libro del mismo nombre.

viernes, 7 de octubre de 2011

'Que se haga la luz': el insight

Mosaico que representa a tres de las
 musas, hijas de  Mnemósine
  Mnemósine, la titánide diosa griega de la memoria, era la encargada de hacer que los seres humanos olvidasen sus penas, remordimientos y errores, para hacer perdurar así su felicidad. Pero cuando Zeus, el padre de los dioses, la sedujo y tuvo con ella un romance, la titánide quedó enamorada de él. Tuvo nueve hijas, las musas, y el mero hecho de verlas hacía que Mnemósine recordara a Zeus sin poder evitarlo.


  Se dio cuenta entonces de que había perdido su poder sobre los recuerdos de los mortales, sumiendo a éstos en el sufrimiento y la tristeza. Decidió consultar a sus padres, dioses de la tierra y el cielo; Gea y Urano, quienes le aconsejaron que instruyese a cada una de sus hijas las musas en una forma de expresión, para que después pudiesen inspirar a los humanos. Así, enseñó a Calíope la poesía épica, a Clío la historia, a Polimnia la pantomima, a Euterpe la flauta, a Terpsícore la danza, a Erato la lírica, a Melpómene la tragedia, a Talía la comedia y a Urania la astronomía.


 Y desde entonces, la incapacidad de olvidar de las personas está compensada por su creatividad; porque cuando lo necesitamos una musa se acerca y nos susurra al oído una nueva idea o una solución, como le ocurrió a Arquímedes cuando exclamó ‘¡eureka!’


  Pero el susurro de las musas no solo ha sido estudiado desde la mitología griega; la psicología popular también da su versión: el encenderse de la bombilla en los dibujos animados expresa eso, como aparece de la nada, de la oscuridad, una nueva idea o solución. En el lenguaje muchas expresiones reflejan esa repentina iluminación, desde el uso del verbo ocurrir (‘se le ocurrió una idea’, indica que simplemente apareció, ocurrió) hasta la metáfora de la luz: estar iluminado, arrojar algo de luz sobre un tema, algo es oscuro o difícil de entender; la Ilustración, los Siglos Oscuros de la historia griega y también de la literatura gallega... y un largo etcétera.


  Y, por suspuesto, la psicología científica tiene su teoría para explicar este curioso fenómeno, que denomina ‘insight’. Es un concepto que surgió en el marco teórico de la escuela de la Gestalt, corriente de principios del siglo XX opuesta al conductismo. El insight vendría a ser esa comprensión súbita, ese darse cuenta de otro posible camino en un paso que damos en nuestros razonamientos; dicho en términos gestálticos: la eliminación de una fijeza funcional, sustituyéndola por otra estructura.


  Sería la principal característica del pensamiento constructivo o productivo, opuesto al reproductivo, que sería un pensamiento mecánico, más una voz que suena sola en nuestra cabeza que nuestra propia conciencia reflexionando o tomando decisiones.


  Y aunque la Gestalt era opuesta al conductismo en muchos planteamientos, a nosotros nos permite acercarnos a una de las viejas teorías más propias del conductismo radical: la teoría motora de la conciencia.


  Según dicha teoría la conciencia sería un proceso que tiene su base en el sistema nervioso periférico, en los mecanimos de respuesta (por eso también se la llama teoría periférica de la conciencia). Sería como un subproducto de carácter secundario en la acción, no sería la conciencia quien determine ninguna respuesta, sino los condicionamientos. Y es que el pensamiento reproductivo funciona sólo, automáticamente; no es voluntario. Y el insight aparece sólo en nuestra cabeza, no lo creamos nosotros, por eso no es tan descabellada esta teoría, por muy inverosímil que pueda resultarnos en la actualidad.


  Pero lo cierto es que esa teoría no se sostenía, sirviéndonos ahora como curiosidad de museo que nos permite despertar un poco de la creencia ingenua de que el pensamiento está totalmente bajo nuestro control.


  El insight también aparece en la literatura psicoanalítica referido al acto de traer al consciente un recuerdo que estaba sumergido en el subconsciente, lo cual es un momento clave en la terapia psicoanalítica. Aún así, no lo usan como término propio de la escuela. Aunque nosotros conservamos la palabra en inglés, parece que en lenguas anglosajonas no la usan como término técnico, sino simplemente para referirse a la súbita comprensión de algo. Es lo que nosotros llamaríamos ‘darse cuenta’.


  Semejante efecto es el llamado Efecto Poeltz, qué es el fenómeno por el cual un recuerdo nos viene súbitamente a la conciencia, del cual se aprovechan en publicidad.


La pintura de Salvador Dalí es el paradigma
 de la inspiración en los sueños
  Los artistas también tratan de sacarle partido al insight buscando inspiración en donde se sienten a gusto, para concebir así sus canciones, ideas, experimentos... etc. 






  En los sueños también se nos aparecen a veces nuevbas ideas; aunque no sea el mismo efecto que el insight, sí es una súbita comprensión que nos aparece  como susurrada por alguien(de hecho es lo que, en la Ilíada, le ocurrió a Ulises: la diosa Atenea le dio la idea del célebre caballo de Troya en sueños). Y muchos de los ejercicios de meditación y relajación orientales buscan propiciar el alcance de  esa inspiración.
  El insight se relaciona con una comprensión súbita, con una toma de nuevas perspectivas, una adquisición de conocimientos. Todos tenemos de vez en cuando un ‘eureka!’ como Arquímedes, y entendemos algo de repente, se nos ocurre una buena idea, una buena canción, todo cobra sentido. Y como vemos, aún se le puede sacar más partido: desde el mundo de los sueños hasta las filosofías orientales. El insight, la inspiración, la toma de conciencia, la bombilla, el ‘que se haga la luz, y la luz se dio’.

martes, 27 de septiembre de 2011

Delfines

  Son el segundo animal con el cerebro más grande en proporción al cuerpo, por delante de los chimpancés y solo por detrás del ser humano. Son muy sociables, poseen formas de comunicación realmente complejas, son capaces de usar herramientas,  son capaces de reconocerse en espejos, practican el sexo por placer y no solo por funciones reproductivas y parece ser que cada individuo se identifica con un nombre.

  Componiendo una familia de 34 especies, los delfínidos o delfines oceánicos han sido admirados desde antiguo por su belleza y su elegancia en el mar, y posteriormente por su inteligencia, que es lo que aquí nos interesa.

  Sus capacidades de aprendizaje resultan a menudo muy sorprendentes. Se ha encontrado que los delfines de la Bahía de Shark (los llamados delfines nariz de botella), en Australia, han aprendido a colocarse esponjas en el hocico para protegerlo al buscar peces escondidos en la arena. Además de protegerles el hocico, parece que así pueden encontrar determinadas presas ilocalizables mediante ecolocalización (que funciona como un sonar,representando el espacio a partir del reflejo de ultrasonidos emitidos). Esta técnica se transmite de generación en generación conformando así una pequeña cultura, algo se creía único de seres humanos y algunos primates superiores.
En la crianza, las madres transmiten
 cantidad de conductas a las crías.

  Otra investigación, llevada a cabo por Diana Reiss, de la Universidad de Columbia, y por Lori Marino, de la Universidad de Emory, comprobó que los delfines (también los delfines nariz de botella) eran capaces de reconocerse en espejos. Para ello, tras colocar espejos en su acuario, se les marcó con manchas de tinta y se les dejó que se observaran. Luego se les tocó como si les estuvieran marcando de nuevo pero sin hacerlo de  verdad, y los delfines se volvieron a mirar en el espejo durante largo rato girándose de forma que se pudieran ver donde habían sido tocados. Esto parece demostrar que son capaces de reconocerse, lo cual se relaciona con la autoconciencia. Es una habilidad que se creía exclusiva de algunos primates y seres humanos.

  En cuanto a su estructura social, pueden formar grupos de características muy diversas dependiendo de condiciones ambientales como disponibilidad de alimento, depredadores y características físicas del entorno; desde rebaños de cientos de individuos hasta un pequeño rango hogareño. Lo más habitual son grupos de menos de 15 individuos compuestos por hembras adultas y ejemplares jóvenes y crías. Los machos suelen moverse de unas bandas a otras con intereses reproductivos, pero a veces también forman pequeñas alianzas muy duraderas, y otras veces los jóvenes forman grupos por su cuenta.

  Su lenguaje es un mundo aparte. Usan sonidos para la ecolocalización, pero especialmente parece que los usan para comunicarse. Se valen de chasquidos y silbidos que para nosotros son imposibles de difíciles de diferenciar por estar en otras longitudes de onda que las que percibimos. Se ha observado que son distintos los cantos que hacen cuando se alimentan que cuando cazan o cuando un grupo de delfines se encuentra con otro. Usan también el lenguaje no verbal: por ejemplo, el chapoteo de la cola puede dividirse en 30 tipos distintos con diferente significado.

  Se ha especulado mucho con que si su lenguaje es auténtico o solo son pautas predefinidas sorprendetemente complejas; y si de ser auténtico podríamos hablar con ellos. Pero lo más probable parece ser que la naturaleza de su pensamiento sea distinta del nuestro, por lo que no podemos tratar de pensar en su lenguaje como un idioma más, sino como todo un modo de acercamiento al mundo distinto.

  El conocimiento humano es una herramienta de adaptación al medio; es una estructura abstraída para predecirlo y manejarse en él. Es una adaptación; sería muy antropocentrista suponer que el conocimiento, pensamiento y lenguaje de los delfines sea de la misma naturaleza que el nuestro.

  Una similitud que seguramente tengan ambos lenguajes es la ley de la brevedad. Y además, probablemente sea una facultad que también trate de predecir el medio; pero es muy fácil que sea distinta de nuestro conocimiento en aspectos que quedan sencillamente fuera de nuestros límites, como a ellos le queda fuera de sus límites comprender el nuestro. Lo que sí es posible es interactuar con ellos describiendo su comportamiento y naturaleza no en los mismos términos que ellos, sino en los nuestros.

  Como conclusión, que sí tiene sentido tratar de comprenderlos e incluso tratar de transmitirles alguna información (que sería lenguaje); pero pretender pensar como ellos y hablar su ''idioma'' es antropocentrista, falto de perspectiva.


  Hay formas de interacción que ya hemos logrado con ellos, y con otros muchos animales; es el caso de el entrenamiento que se les hace en los acuarios para exhibirlos, algo parecido a lo que se hace con otros muchos animales, solo que los delfines nos dan muchas más posibilidades; por su belleza, agilidad y especialmente por sus altas capacidades de aprendizaje.

  Pero no todo el mundo adora y admira y estos cetáceos; en algunos lugares del mundo son terriblemente maltratados. En Taiji, un pequeño pueblo pesquero de Japón, cada año se acorralan cientos de delfines para cazarlos de forma totalmente masiva y descontrolada, matando hasta 2000 delfines anuales. En las Islas Feroe, cerca de Dinamarca, también se llevan a cabo cazas indiscriminadas de delfines calderones, en peligro de extinción, cada año. En los años 80 en las aguas de la costa peruana se mataban anulamente entre 15.000 y 20.000 delfines nariz de botella y delfines oscuros anualmente, hasta que en 1996, afortunadamente, se prohibieron tales prácticas, reduciéndolas en gran medida aunque no del todo.

  Se puede profundizar mucho más en cada uno de estos temas, pero esto nos llega para llamar la atención sobre lo interesantes que pueden llegar a ser estos admirables habitantes del océano.

  Adorados y maltratados, los delfines nos cautivan con su elegancia, nos sorprenden con su inteligencia, nos permiten comprender mejor la naturaleza e incluso reflexionar sobre nuestros propios límites de conocimiento. En la célebre Guía del Autoestopista Galáctico, Douglas Adams escribió: ''Por ejemplo, en el planeta Tierra, los hombres siempre habían asumido que eran más inteligentes que los delfines por haber conseguido tanto -la rueda, Nueva York, las guerras y todo eso- mientras que todo lo que los delfines habían hecho jamás era retozar en el agua pasándoselo estupendamente. Pero al mismo tiempo, los delfines siempre habían creído ser mucho más inteligentes que los hombres precisamente por las mismas razones.''

  Bibliografía: multitud de artículos se pueden encontrar en internet; recomiendo recurrir a aquellos que tengan base y fundamento científico.
  Palabras clave: delfines, inteligencia, lenguaje, espejos, esponjas, estructura social, matanza.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Ojos y volcanes

Podemos imaginar desde volcanes llenos de lava...
  Imagínese un volcán que echa lava azul, luego que esa lava adopta lo forma de una ballena y esta sitúela en las profundidas del océano, donde se cruza con todo tipo de criaturas como enormes tiburones o calamares gigantes. Imagínese que se come uno de esos calamares junto a sus amigos en un restaurante, ya puestos, lujosísimo, donde los camareros le tratan como a un rey y le ofrecen espectáculos de magia, donde un sapo se convierte en un apuesto príncipe tras ser besado por una bella joven vestida de princesa. Imagínese como el sapo se convierte en dicho príncipe tras rodearse de una nube dorada resplandeciente que suelta confeti en todas direcciones.

  Imagínese todo eso y diga: ¿No resulta notable la capacidad que tenemos de hacer lo que se nos antoje en nuestra cabeza, de realizar cualquier transformación aunque nunca la hayamos visto, recrear paisajes que no tenemos delante, representar las situaciones que queramos cuando queramos? ¡Qué menos que decicarle a esta curiosa facultad un poco de atención!

  En la psicología cognitiva, las imágenes mentales han sido objeto de estudio y se considera que el sistema que se encarga de crear y manipular imágenes mentales está en la memoria operativa (dicho brevemente, la información de la memoria que estamos tratando en el momento); y dicho sistema recibe el rimbombante nombre de agenda visoespacial.
...hasta ballenas en las profundidades.
  Es una de las dos grandes facultades de la mente cuya base biológica se sitúa en la corteza prefrontal del cerebro, junto con el lenguaje. Ambas se complementan y nos son sumamente útiles, si el lenguaje nos permite mayor abstracción y además comunicación (con todo lo que ésta permite), la manipulación de imágenes es más precisa y concreta, permite hacer cálculos en el espacio y experimentos; y aunque el lenguaje es originariamente propio de la audición, la cultura evolucionó notablemente desde la aparcición de la escritura (de hecho, es lo que marca el inicio de la historia), que ya se percibe visualmente.

  Stephen Kosslyn, director del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Stanford, nos mostró experimentalmente como existe un paralelismo entre las imágenes mentales y la realidad, concretamente en la preservación del tamaño. ¿Cómo se las arregló para estudiar algo tan inaccesible a quien no está en la cabeza de la persona que imagina? Pues le pidió a los participantes que se imaginasen pares de animales, uno siempre más grande que el otro, y se les preguntaba por características visibles (como el número de patas). Se obtuvo como resultado que se respondía más rápido siempre a las preguntas sobre el que era el más grande. Como se suponía que al ser mas grande en nuestra imaginación debería ser más fácil realizar esa inspección, los resultados confirmaban las hipótesis de Kosslyn. Esto, junto con otros estudios similares, nos sugiere que la imaginación repite las características observadas en el exterior, lo cual nos permite experimentar en nuestro interior.

  A partir de formas vagas o imprecisas podemos interpretar figuras o formas para divertirnos (como al ver las formas de las nubes; en el ámbito sexual disponemos de un buen puñado de ejemplos) o también para estudiar los condicionantes de nuestro subconsciente, método usado en el test proyectivo de Rorschach, el célebre test de las manchas ambiguas.

  Además, en el aprendizaje de conceptos la vista (entendemos que esta va vinculada a la imaginación) tiene un vital papel. Baste con poner de ejemplo la noción de ''cantidad'', basada por completo en una percepción visual y que es previo y necesario para el desarrollo de las matemáticas.
La visión tiene un papel protagonista
 en el proceso del conocer.

  Y otra enorme utilidad la encontramos en el conocimiento. ¿Cuántas palabras usamos al hablar de qué es verdad o qué es fiablemente verosímil referidas al aspecto visual? Evidencia (en latín aquello que se ''ve en el exterior'', y no en nuestro interior), demostrar (hacer ver, mostrar), teoría (originariamente, en griego, era la búsqueda de la verdad, en el sentido de tratar de verla; de esa misma palabra vienen teatro, idea, y teorema) y observar (que se usa como sinónimo de prestar atención y analizar minuciosamente).

  De hecho en la ciencia, uno de los requisitos para que una teoría sea válida es que quede confirmada en un experimento que se pueda ver; se habla de evidencia a favor de una teoría, o apoyo empírico. Aunque el adjetivo empírico se puede referir a cualquiera de los sentidos, en ciencia siempre se refiere a la modalidad visual, y por eso los resultados se expresan en gráficos. Una información en código visual es mucho más fácil de percibir y transmitir que de cualquier otro modo.

   En mi opinión sería muy interesante poder poner a la vista otras sensaciones, no solo las visuales, como las del tacto, sentido al que le corresponden la percepción de las emociones (al menos del aspecto de las sensaciones de nuestro interior, como el ''nudo en la garganta'', el removimiento de tripas, etc.) . Y opino que la imaginación es una de las facultades más interesantes y que nos ayuda a meternos en los libros que leemos, las historias que oímos, a recordar paisajes bellos o momentos alegres, o a recordar que la nube dorada resplandeciente era la transformación del sapo en el lujoso restaurante donde nos trataban como a reyes y donde nos comíamos aquel calamar gigante que había vagado por las mismas profunidades que la ballena que en realidad era lava azul escupida por aquel furioso volcán.

  Bibliografía:
  -Entrevista (que recomiendo leer) a Stephen Kosslyn en diario El País: Periodismo con futuro: Stephen Kosslyn
  -Artículo de la revista Psicothema: El papel de la agenda visoespacial en la adquisición del vocabulario ortográfico

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Walden Dos: Skinner y el conductismo

Burrhus Frederic Skinner (1904-1990)
  Walden Dos es el libro publicado por Burrhus Frederic Skinner en 1948, en el que expone su línea más filosófica conduciendo al lector por la comunidad que según él sería la ideal. El nombre viene del libro que le inspiró, Walden, escrito por David Henry Thoreau en 1854. Es una original y sorprendente utopía basada en los mismos principios que las teorías psicológicas de aprendizaje de Skinner; los mecanismos de refuerzo positivo y castigo.
  El libro nos cuenta una visita a la comunidad en la que los visitantes son el narrador (un catedrático de psicología), un profesor de filosofía y 4 jóvenes, y son guiados por Frazier, quien tuvo la idea original de Walden Dos y defiende todo el diseño.
  En Walden Dos la gente trabaja alegremente 4 horas diarias y satisface sobradamente las necesidades de la comunidad (por la ''motivación adicional que nace cuando un hombre trabaja para sí mismo en lugar de hacerlo para un jefe''). La educación; un mundo aparte: todos los adultos cuidan de todos los niños y desaparece así la familia y con ella toda competitividad, los niños afrontan pequeñas pruebas para hacer desaparecer toda envidia, cólera o emoción negativa.
  La vida de las personas de Walden Dos es plena; éstas sienten que hacen lo que les gusta, que están solo con quien disfrutan, que viven la vida que quieren. Los razonamientos que subyacen para el diseño de semejante cultura son realmente rigurosos; la lucha por la supervivencia ha configurado una sociedad competitiva que impide a las personas sentirse plenamente libres. Pero la ciencia, según Skinner, ya ha dado con los principios necesarios para diseñar una cultura en la que las personas puedan convivir sin conflictos y felizmente.
Portada de Walden Dos
en castellano
  Es la llamada ''ingeniería de la conducta'', la cual muestra que si en lugar de castigar las conductas inadecuadas para la sociedad, premiamos aquellas realmente convenientes, el aprendizaje es mucho más robusto y sobre todo, da a las personas sensación de libertad.
  Tal es la solución que nos propone Skinner. Nunca en la historia se tuvo la oportunidad de realizar tal experimento a nivel colectivo, y por eso no se pudieron descubrir antes estos principios. Sólo en Walden Dos, la sociedad científicamente construida, se puede observar como todos pueden alcanzar la felicidad.
  Esto es posible para Skinner porque según él la libertad solo es una sensación; son los principios del aprendizaje quienes definen lo que queremos hacer en cada momento; si lo que queremos es castigado, sentimos que no podemos hacer lo que se nos antoja; y pero si se premia lo que es bueno para la sociedad, la gente se siente libre y desea hacer precisamente lo que es bueno para todos.
  Pero ahí está precisamente su error: niega por completo la existencia de la voluntad y la libertad, lo único que hay son las sensaciones de hacer o no lo que deseamos. Skinner se fundamenta en una visión determinista de la voluntad, y mi opinión al respecto ya la expuse en otro artículo (Libet y la voluntad): la conducta no solo está determinada por los aprendizajes; influye también la voluntad, la conciencia o la toma de decisiones, llame como se le llame.
  Al añadir el libre albedrío al ser humano, se vuelve mucho más difícil crear Walden Dos; el ser humano es mucho más complejo e impredecible. Yo diría que no está tan privado de su libertad en la sociedad como le parece a Skinner, aunque hay que señalar que él escribió su libro en la mitad del siglo pasado; la sociedad ha cambiado mucho desde entonces.
  El libro también nos ayuda a comprender mejor los principios del conductismo: en la corriente conductista, la conciencia era solo un fenómeno secundario a estudiar, era un subproducto en la cadena de estímulo-respuesta, y lo que determinaba la respuesta, lo que interesaba estudiar, era la asociación de estímulos o los mecanismos de refuerzo y castigo. Se menospreciaba por completo el pensamiento y la existencia de la mente en general; solo los fenómenos observables pueden ser estudiados y solo estos, decían los conductistas, nos pueden dar la pista de como funcionamos.