lunes, 21 de junio de 2021

Mi Primer Año en Geografía e Historia


Este año he empezado a estudiar Geografía e Historia por la UNED. Concretamente, Geografía Humana, Geografía Física, Prehistoria e Historia Antigua. Aquí te doy una overview de lo que he aprendido.

He escrito este texto completamente de memoria, consultando solamente la fecha en que vivió Tutankhamón, así que no te recomiendo que te tomes muy en serio lo que leas aquí.


El ser humano es un homínido, un grupo de los mamíferos que tiene el mismo antepasado que los chimpancés y otros primates. Este grupo surgió más o menos hace demasiado tiempo como para que nos podamos acordar de la fecha, pero por darte una cifra, ponle que ocurrió a medio camino entre nuestra era y el fin de los dinosaurios, por tanto, hace unos 35.000.000 años. Estos homínidos surgieron, al parecer, en el este de África, en las actuales Tanzania y Etiopía. El motivo de su surgimiento se relaciona con el aislamiento de poblaciones por la desertización y las cadenas montañosas. El caso es que empezaron a andar sobre las patas traseras y esto pudo ocasionar la liberación de las manos, con las que empezaron a experimentar y a manipular el entorno.


La primera especie que se lanzó a explorar todo el mundo fue Homo Erectus. Se trata de una especie que tenía carácter migratorio, y se extendió por toda África, cruzó por el Sinaí a la Península Arábiga y de ahí, rodeando el Mar Negro llegaría a Europa y a toda Asia. Homo Erectus ya sería capaz de crear unos primeros instrumentos de corte a base de cantos rodados de sílex (un tipo de piedra) que, partidos, generan unas aristas muy cortantes.


Pero no es del Homo Erectus de quien venimos los Homo Sapiens. O mejor dicho, no lo sabemos. Pero parece que en algún punto, alguna población de Homo Erectus por aislamiento o presión evolutiva del entorno dio lugar a varias especies nuevas. Estas especies eran capaces de representarse elementos del entorno, esto es, re-presentarse. Imaginar cosas que no estaban presentes. Sabemos esto porque podemos observar los restos de útiles que acompañan los huesos en múltiples yacimientos y observar que las cadenas de pasos que utilizaban para crearlos eran sistemáticas y requerían buscar específicamente algo para un fin. Por ejemplo, se iban de paseo y reunían todas las piedras de un mismo tipo que podían, con algún fin en mente.


Estas especies podemos llamarlas, sin complicarnos mucho la vida, ‘’inteligentes’’. Sabemos por los menos de la existencia de 3 especies: homo sapiens, homo denisova y homo neanderthalensis. El primero habría surgido en África, no sabemos si en el conjunto de África o en una zona concreta; el segundo es propio de Asia y el tercero es propio de la Península Europea. Si a día de hoy nos encontraramos con miembros de estas 3 especies (esos homo sapiens aún tienen ligeras diferencias con nosotros), aparte de que son algo más pequeños, o más corpulentos, más peludos o con la mandíbula más prominente, básicamente nos sentiríamos más delante de un humano que de un animal. En general, se considera que estas 3 especies eran seres humanos.


Sin embargo, por razones que desconocemos, solo una ha llegado hasta nuestros días: el homo sapiens. Se ha especulado con que el homo sapiens llevó a cabo una masacre de los neandertales, pero tal cosa no está probada. Puede que hubiera peleas entre grupos, pero no un genocidio planificado a gran escala.


El homo sapiens más antiguo que conocemos tiene unos 300.000 años de antigüedad, pero aún evolucionaría hasta parecerse más a nosotros, a tener la mandíbula más pequeña, la zona prefrontal más desarrollada y menos pelo.


Homo sapiens era básicamente un cazador-recolector nómada. Vivía de cazar animales salvajes pequeños, como pequeños mamífieros, peces, o de cazar grandes animales como los mamuts. La fauna que había entonces correspondía a la de un clima más frío, el de las últimas glaciaciones. Los casquetes polares llegaban mucho más lejos que hoy en día; en el hemisferio norte llegaban prácticamente hasta el norte de Gran Bretaña, norte de la actual Alemania… El clima en general era mucho más frío, y en contra de lo que se pueda pensar, más seco, y por tanto, más duro en muchos sentidos.


Todo cambió cuando hace unos 10.000 años el clima se volvió más benigno en toda la tierra. No ocurrió exactamente a la vez en todas las regiones, pero grosso modo se considera que en ese momento entramos en una nueva etapa climática con temperaturas más altas y mayor humedad. Básicamente, las diferentes regiones del planeta comenzaron a tener el clima que tienen actualmente. No sabe exactamente cómo ocurrió pero parece que a raíz de este contexto climático más benigno los seres humanos comenzaron a ser menos nómadas y más sedentarios. Empezaron a mostrar la tendencia a vivir en campamentos semipermanentes cuando encontraban zonas fértiles y con alimento, como por ejemplo las orillas del Danubio.


Se denomina a esta fase a medio camino entre la vida nómada y la sedentaria ‘Mesolítico’, porque está a medio camino entre el Paleolítico, que es todo lo que hemos visto hasta ahora, y el Neolítico, que es lo que estamos a punto de ver.


El caso es que poco a poco los seres humanos fueron encontrándose más a gusto quedándose de manera más y más permanente en los mismos lugares, y fueron experimentando con diferentes materiales y perfeccionando las técnicas de creación de sus hábitats.


Surgieron así los primeros poblados, grupos de casas permanentes hecha de adobe, barro cocido mezclado con paja. Los poblados más antiguos de los que se tienen constancia están en Oriente Medio o Suroeste Asiático, como prefieras llamarlo. Es la zona de las actuales Siria, Irán, Turquía y Arabia. Pero también surgieron poblamientos en China, India y América. Es lo que se denomina Neolítico.


Sobre esta parte tengo que decir que la carrera presta una atención desmesurada a lo que ocurre en Europa y obvia lo que ocurría en el resto del mundo, lo que impide tener una visión de conjunto, pero vamos a seguir con nuestra visión general.


El caso es que con la sedentarización sobrevinieron una serie de cambios concatenados en muchos ámbitos, y es difícil decir cual antecede a cual. Se denominan ‘el package neolítico’, como si de un pack de expansión descargado de internet se tratase:


  • Aumento demográfico: las nuevas formas de vida aumentaron la natalidad y redujeron la mortalidad. Nacían más humanos y morían menos.
  • Agricultura: se empezó a manipular la semilla de plantas como el trigo en Oriente Medio, arroz en Sureste Asiático y maíz en Centroamérica.
  • Ganadería: también se empezó a controlar a algunos animales para mantenerlos, cuidarlos y controlar su natalidad según conveniese, utilizándolos como fuente de alimento u otros usos instrumentales. Se trata de las primeras especies domésticadas: ovejas, vacas, cabras, perro.
  • Urbanización: aparecen los primeros poblados, cada vez con mayor organización interna entre calles, un centro, un edificio central…
  • Jerarquías sociales: encontramos, a raíz de analizar las tumbas, indicios de jerarquías sociales, de clases dirigentes y de grandes tumbas construidas para unos pocos, mientras que la mayoría era enterrada en tumbas comunes


Pero esto era solo el principio de una concatenación de cambios y progesos técnicos. Una de las grandes innovaciones técnicas que aparece en este momento es la cerámica. Hasta ese momento, para beber, almacenar o transportar comida había que servirse de lo que había en la naturaleza. Era muy difícil, por ejemplo, hacerse un cuenco para tomarse una sopa, o poner la comida en un sitio para cocinarla. La comida ya se cocinaba manteniéndola cerca del fuego, pero con la cerámica aparecen formas mucho más eficientes de cocinarla poníendola toda junta. 


Además, gracias a la cerámica se podía almacenar fácilmente el grano obtenido de las cosechas y racionarlo, guardarlo para el invierno o transportarlo a almacenes comunitarios.


Pero, como digo, esto no era más que el principio. Pronto comenzaron a surgir formas más elaboradas de estructuras sociales, que ya no eran simples comunidades, sino auténticas ciudades estado donde no necesariamente todos se conocían entre sí directamente. Se va pasando así de una organización familiar, de clan o tribal a una organización proto-estatal, con uno o varios dirigentes, personas con funciones específicas en la comunidad: pastor, administrador de reservas de comida, vigilante, constructor…


Para una mejor contabilización de los recursos empezaron a fabricarse sellos de cerámica que informaban de lo que había dentro de las vasijas. Eran símbolos que tenían un significado conocido socialmente. Era el nacimiento de la escritura. Este hito marca el paso de la Prehistoria a la Historia. Esto significa que esta separación en etapas no es cronológica, sino tecnológica. Las culturas y grupos humanos ‘entran’ en la Historia cuando empiezan a hacer uso de la escritura. 


Esta diferenciación se hace porque los grupos que no tienen escritura solo podemos estudiarlos mediante arqueología (es decir, excavando y analizando los restos materiales que encontramos), mientras que los que sí tienen, podemos acceder a sus escritos para conocer su propia versión de los hechos. Sin embargo, esta diferenciación no se corresponde con la realidad, y durante varios miles de años hay culturas que estudiamos desde la arqueología y desde la Historia al mismo tiempo. En Europa, es el caso de las culturas de la Edad Antigua: Mesopotamia, Egipto, la antigua Grecia y la antigua Roma.


En Mesopotamia fue donde primero empezaron a verse esos sellos que veíamos arriba. Poco a poco fueron enriqueciéndose hasta crear tablas de barro donde hacían endiduras para escribir sobre ellas números o símbolos, principalmente con una función de contabilizar recursos como las cosechas.


Mesopotamia se llama así porque es la región que está entre dos grandes ríos: el Tigris y el Éufrates, que se unen justo en su desembocadura en el Golfo Pérsico. Lejos de ser una región con unidad cultural, había múltiples ciudades estado que fueron desarrollando reinos y algo parecido a lo que nosotros llamamos ‘estado’. La más antigua fue la cultura Sumeria, muy cerca de la desembocadura de estos ríos. Se remonta al III milenio a.C. Luego estuvo el Imperio Acadio, donde se hizo famoso el rey Sargón. Conocemos a estos reyes por escritos que se harían recopilando a estos reyes y reinos, seguramente a partir de recopilaciones más antiguas que no nos han llegado. Estos escritos se habrían ido almacenando en las importantes bibliotecas y centros de poder como Babilonia, a donde llegarían los griegos y por ende los romanos. Al final, griegos y romanos han sido quienes han permitido que lleguen los escritos que tenemos de esta época.


Pero bueno, más reinos que hubo en esa zona son el de Babilonia, donde estaba Hammurabi, el Asirio, que tiene fama de ser terrible y cruel, y ya en el milenio I a.C. el Imperio Persa Aqueménida, que se enfrentaría con los griegos.


Cerca de Mesopotamia estaba Egipto, un reino rodeado de desierto y construido a lo largo de uno de los ríos más grandes del planeta: el río Nilo. El Nilo definía las estaciones del año del calendario egipcio: época de inundación, con la crecida del río; época de siembra, cuando el río se retiraba y dejaba un fértil limo negro; y época de recogida, cuando se recogía lo sembrado después de que creciera.


Creo que a día de hoy la admiración por Egipto no alcanza el nivel que debiera. En una época en que estaban surgiendo las primeras organizaciones supra-urbanas o proto-estatales, este gran territorio estaba unificado bajo una misma organización sociopolítica, y así se mantuvo durante 3.000 años hasta que pasó a ser una provincia romana. Los faraones más célebres que conocemos, como Keops, (el que construyó la Gran Pirámide, del siglo XXII a.C.), Tutankhamón (siglo XIV a.C.) o Cleopatra VII (la Cleopatra famosa, del siglo I a.C.) estaban separados entre sí por más de mil años, y en todo ese tiempo se mantuvo la unidad política de este reino. Piensa en lo lejano que nos resulta a nosotros por ejemplo los reinos árabes medievales en la Península Ibérica; pues los árabas se fueron hace solo 500 años, ¡y esta gente estuvo 3.000 años por allí campando!


Pero los que realmente lo petaron fueron los griegos. En realidad, llamarlos griegos es completamente inadecuado, porque en aquel entonces no tenían unidad política y solo cercanía cultural, aunque sí una lengua común. Pero las poblaciones que habitaban el actual país de Grecia acabaron conformando un conjunto coherente y unificado hacia el siglo III a.C., tras las conquistas de Alejandro Magno.


Antes de eso, sin embargo, en Grecia lo que había eran múltiples ciudades-estado, de las cuales, las que mejor conocemos son Esparta y especialmente, Atenas, que durante mucho tiempo fue la más poderosa. Cuando el Imperio Persa Aqueménida se cernía sobre la región después de haber conquistado todo el territorio desde el actual Afganistán hasta Anatolia, Atenas lideró una alianza entre todas las polis para hacer frente al adversario, logrando imponerse. 


Con ese liderzago, Atenas vivió un esplendor cultural que conocemos muy bien gracias a las obras escritas sobre su legislación, sus tragedias, comedias, obra políticas y narraciones historiográficas. Se inventaron allí ciertas formas de democracia directa que llevan a considerar Atenas la cuna de la democracia. Especialmente después de vencer a los persas, en la llamada Pentecontecia (periodo de 50 años entre las Guerras Médicas y la Guerra del Peloponeso), había varias asambleas en las que podían participar todos los hombres censados en Atenas. Las mujeres no podían participar, por lo que tampoco vamos a fliparnos. Pero es verdad que tenían un sistema por el que cualquier ciudadano podía ocupar altas magistraturas, e incluso un sistema rotativo para que diferentes ciudadanos participasen por cortos periodos de tiempo en ellas y viesen como funcionan, con una intención educativa. 


Había varias asambleas en las que participaban más de 1.000 ciudadanos en su conjunto. Atenas pudo tener entre 300.000 y 500.000 habitantes en esta época; era una gran ciudad, pero semejante cifra de participación directa implica que una fracción de la población estaba literalmente participando directamente en las instituciones públicas. Quien no estuviera, con toda seguridad conocía a alguien que sí estuviera, por lo que su sensación de involucración en los asuntos públicos era mucho mayor que la que podemos imaginar tener hoy en día. 


Sin embargo, hasta las hazañas de la antigua Grecia quedan ensombrecidas si las comparamos con lo que logró una pequeña ciudad del centro de la península itálica. Según la leyenda fundada en el 753 a.C., Roma pasó un periodo de dominación por los etruscos, otro pueblo de la península, para sacudírselos de encima en el 509 a.C. En ese momento dijeron: Monarquía nunca más.  Y comenzaron un gobierno llamado República, basado en una asamblea no tan democrática como la ateniense.


El caso es que los romanos, cabreados con los etruscos, se los fueron cargando o sometiendo hasta no dejar ni rastro. Después, viendo que aún podían molestarles los otros pueblos cercanos, fueron sometiendo y conquistando todos los pueblos de la península itálica hasta asegurar el predominio de los del Lacio, es decir, de los Latinos. No se sabe muy bien si porque se aburrían o por qué, conquistada la Península Itálica, decidieron acabar con la otra gran potencia del Mediterráneo, Cartago. Cartago era una colonia fenicia (o púnica, como los llamaban los romanos). Los fenicios eran un pueblo marinero y comerciante originario del Levante Mediterráneo, es decir, de la zona de la actual Palestina e Israel, que presionados por los sucesivos imperios mesopotámicos habían ido migrando por el Mediterráneo fundado colonias como Cartago, Cartago Nova (actual Cartagena), Málaga o Cádiz.


En el 202 a.C., con el final de la Segunda Guerra Púnica, Cartago ya no era la potencia mediterránea, sino Roma. De aquí al año del nacimiento de Jesús, Roma conquistó toda la península ibérica, Sicilia, Galias Cisalpina, Narbonense y Comata (actual Francia), sur de Gran Bretaña, toda Grecia y Macedonia, toda Anatolia, toda Siria y Palestina y todo el Norte de África. Ojito.


Curiosamente, para cuando la República se transforma en Principado con el Emperador Augusto, el ritmo de conquistas frenó y se limitaron a afianzar las fronteras. Esta extensión la mantendría el Imperio Romano hasta comienzos del siglo V, en que la parte occidental se desmorona; pero la Oriental aún perviviría otros 1.000 años más bajo el nombre de Imperio Bizantino.